sábado, 6 de octubre de 2012

Capítulo 13: Nostalgia.

Golpeaba las bolas de fuego con la espada, haciendo que rebotasen y fuesen devueltas. Una de ellas le pasó tan cerca de la cara que se la iluminó momentáneamente. Mi espada se cayó al suelo y salí corriendo hacia él, esquivando los bolazos. No era posible, tenía que ser mi imaginación. Al llegar junto al demonio, hice una bola de energía azul entre ambos y me quedé patidifusa. No era mi imaginación, era real. Completamente real.

-¿Axel...?
-¿Mizuki...? -Recogió su espada, desencájandola de la pared.
-¿Qué... haces... aquí...? -Lancé la bola a la farola rota, haciendo que iluminase el callejón como una bombilla improvisada.
-¿Has olvidado a lo que me dedico? -Arqueó una ceja- ¿Qué tal está Kael?
-¿Cómo sabes de su existencia? -Fruncí el ceño, confusa.
-Simplemente, lo sé, supongo... Siento no haber estado allí, Mizuki, no tengo excusa ni merezco perdón.
-Pues no, no lo mereces. -Giré la cabeza, intentando aguantar las lágrimas.- Pero aún así, tienes derecho a conocerle.
-Tranquila. -Puso una mano sobre mi hombro.- No he estado este tiempo, y no quiero que se traumatice con la desgracia que tiene por padre.
-No... Al fin y al cabo, iba a conocerte tarde o temprano. -Me eché la mano al cuello, donde llevaba una cadena con una
botellita blanca, sellada.- Me diste esto, aunque lo cambié de envase, sigue siendo tuya.
Axel suspiró irremediablemente.
-No es necesario que me conozca, supongo, ya ha debido tener una vida difícil de por sí.
Negué enérgicamente con la cabeza.
-Ha sido lo más fácil posible. Sólo tiene tres años... -Suspiré.- ¿Quieres, aunque sea, verle de
lejos?
-¿Qué te hace pensar que no se quién es? ¿O que no le he visto?
-Me lo hace pensar que no me has recordado cuánto se parece a ambos. -Sonreí agachando la cabeza.
-Yo lo veo clavado a su madre. Tengo fotos de él, desde el momento de su nacimiento...
-¿Cómo...?
-Si... No perdí detalle en ningún momento, desde la sombra, velé por tu bien, y el de Kael, no culpes a Ángela, por favor.
-Ángela... -Me di con la mano en la frente. -¿Cómo no se me ha ocurrido? -Reí de medio lado.- Creo que, si estás dispuesto a estar en contacto, Kael se merece un padre. No un padre cualquiera, se merece a SU padre.
-No podría... -giró el cuerpo entero.
Le cogí del hombro, girándole de nuevo.
-¿Por qué?
-Si por algún casual... tuviese a su padre, no podría ser un padre en condiciones, con una madre que bien ha dicho, y coincido con ella, en que no merezco perdón, Mizuki, no he dejado de añorarte en tres
años.
-Ni yo a ti, Axel... -Dije, ciertamente entristecida. -No he dejado de pensar en ti, de  imaginarte con nosotros, ni un solo instante.
-Yo... sigo amándote, mucho más que el primer día... -Volvió a girarse y echó a caminar. -Pero no soy bueno para ti.
-Axel. Nos dedicamos a lo mismo... ¿Sigues creyendo que no eres bueno para mí?
-No, ya no nos dedicamos a lo mismo, Mizuki...
-¿Por qué dices eso? ¿Ya no matas demonios?
-También ángeles.
Sonreí de medio lado.
-Entonces, sí nos dedicamos a lo mismo. Hay alguno que otro que toca mucho las narices.
Se dio la vuelta con un semblante serio.
-Yo acabé con todo Redención, Mizuki.
Me encogí de hombros.
-Eso no quiere decir que seas malo para mi.
-Less también cayó bajo el filo de Desgarradora.
Entreabrí la boca, sorprendida.
-Aún sigues con ella... -Estiré una mano e hice que Ayelet volviese a mi lado en un instante.
Desenfundó a Desgarradora, mostrándomela.
-¿Y la espada Asmodeus? ¿Qué fue de ella?
Desenfundé la otra espada, mostrándosela.
-Sólo la uso con ángeles.
-Por cierto -Enfundó de nuevo su espada. -Kael, ¿ha dado alguna señal sobrenatural? Es decir... ¿A quién ha salido?
-Es un mestizo... Pero las...
"habilidades" son las tuyas. Es un niño muy interesante. Me ha enseñado el interior de la bolsa amniótica.
-Mizuki, me gustaría regalarte algo, si es que quieres aceptarlo, claro. -dijo serio.
-Claro.. ¿Por qué no iba a querer?

Sacó del maletero de su coche, aparcado en el fondo del callejón, una espada, la cual centelleaba morada.

-Toma.
-¿Huh? ¿Y esta espada?
-Es de un poder incalculable, Mizuki. Actualmente solo yo puedo forjarlas.
-¿Sólo tú? ¿Por qué?
-Veamos... esta espada, es producto de una fusión de espada angélica, y espada demoníaca, la magia necromántica es lo que tiene, ambos bandos, carecen de vida, los ángeles la crean, pero no la poseen, y los demonios se limitan a robarla o destruirla, pero del mismo modo, carecen de
ella. Además...-Señaló un grabado de la espada, el cual en lengua demoníaca, ponía... ''Mizuki". -Veo algo lógico que la poseas tú.
Asentí y la cogí, atándomela a la espalda.
-Ayelet y Asmodeus serán para Kael, si algún día decide llevarlas. -Me dí la vuelta para salir del callejón. -Por ahora... Debe crecer como un niño más.
-Yo... creo que debo irme, ¿Te llevo?
Negué con la cabeza.
-Kael está en el parque. Iré a recogerle y... nos iremos a casa.
-De acuerdo... pero... que sepas que todos tus amigos estaban en el ajo. Henry, Rose, Emma, Ángela...Todos lo sabían.
-¿Todos? -alcé un puño, tensándolo. -Traidores...
-Mizuki, una cosa más, antes de irme...
Me giré a mirarle.
-¿Si...?

En una fracción de segundo, Axel se lanzó con la misma pasión a mis labios como el primer beso, acariciando mi torso mientras me apoyaba en la pared.

-Te quiero, ¿de acuerdo?
No pude decir nada, tan sólo mirarle y asentir.
-Mizuki, ¿Qué sientes tu?
-Yo... -Giré la cara, mirando hacia el suelo.- Yo no... No he dejado nunca de amarte. Aunque me dejases sola, aunque te odiase
cada segundo por ello... No pude dejar de esperarte, fuese donde fuese.
Tomó mis manos, y alzó mi cara para que nuestras miradas se cruzasen.
-¿Qué es lo que ansías hacer ahora mismo?
-Estar contigo... Es lo que llevo ansiando casi cuatro años con cada fibra de mi ser.
-¿Y Kael...? ¿Cómo se lo tomará? es decir, tendrá tres años, pero... el hecho de tener un padre desaparecido...
Negué con la cabeza.
-Él ya te conoce, en cierto modo... A él no le hace falta beberla. -Volví a tocar la botellita.- Es muy precoz, Axel. Y cuando me dijo que volverías... no podía creerlo, pensaba que serían cosas del niño.
-Vaya, vaya, vaya, así que, parece que no he sido el único que aprendió a ver el futuro. Pero eso, le deja agotado, ¿verdad?
Asentí torciendo el gesto.
-Sí... Más que pasarse la tarde entera jugando. -Reí leve.
Mizuki...Si tú quisieras... podría acompañarte al parque, y... a todo cuanto quisieras, pero... antes me gustaría tener una conversación contigo.
-Claro... -Miré mi reloj.- No tenemos mucho tiempo. Kael tiene que cenar y... hacer las cosas que hace un niño pequeño.
-Sonreí.
-Entonces, tendré que explicartelo con hechos...
-De acuerdo...
Pronunció un conjuro en una lengua desconocida, y una nube, recubrió un espacio, al disiparse, apareció el demonio al cual Axel acababa de matar.
-¿Huh? -Me puse en guardia.- ¿Pero qué...?
-Tranquila, no hará nada. Está a mi total servicio.
Suspiré aliviada y me relajé.
-¿Puedes resucitar a los muertos?
Asintió levemente, se acercó al resucitado, y le propinó una feroz patada en la entrepierna.
-Y encima, no se queja. -Rió desmesurado.
-Eso debe de desestresarte cuando estás harto. -Eché a reír a carcajadas.
-Deberías probarlo alguna vez, no sabes cuanto... -cesó de reír. -Deberíamos... o deberías... volver al parque. Henry se sorprenderá al verme... ''de nuevo''. -Añadió.- A tu lado, quiero decir.
-Es igual. Lo entenderá, supongo. -Tendí me mano y me giré.- ¿Vamos?
Suspiró, cerrando los ojos, y tomó mi mano. Por una vez en casi cuatro años, volví a verle sonreír.
-Vamos, pero Henry estoy seguro de que lo entenderá, quedé con el de vez en cuando a tus espaldas.
-Ya me imagino... -Negué con la cabeza y salimos de allí.

En cuanto llegamos al parque, Henry me sonrió desde lejos y Kael vino corriendo a mi, haciéndome cogerle en brazos. El niño miró a Axel y le señaló, con el otro dedito en la boca.

-Sí, Kael... Es papá.
Axel se quedó blanco, era mucho más pálido que de costumbre, no sabía cómo reaccionar. Le tendí Kael a Axel mientras el niño estiraba los brazos diciendo:
-Papá...
Cogió al niño, pese a que le temblaba todo el cuerpo, y lo abrazó llorando.
-Hijo mío...

Sonreí al ver la escena, llorando yo también. Henry se acercó y me abrazó por los hombros. Axel le lanzó una mirada furtiva al ver el gesto. Alcé la ceja mirándole. Parecía celoso.

-Relax... Tú sigue abrazando a tu hijo, que dentro de diez segundos se quedará frito. Verás. Cinco, cuatro, tres, dos, uno...
Efectivamente, el niño se desplomó sobre su hombro, completamente dormido.
-Toma. -Me tendió al niño para que lo cogiese. -Creo que será mejor que me vaya.
Henry cogió al niño en mi lugar. Él aguantaría hasta casa con Kael en brazos.
-¿Por qué...?
-Porque.. -miré a Henry. -Aunque facilitase el viaje, pagándolo, y demás memeces para que pudiesen cuidar de ti, hay gente que nunca me ha terminado de caer bien.
-Henry, ¿puedes...? -Asintió y fue llendo a casa con el niño, dejándonos a solas.- ¿Henry?
-Sí, pero tranquila, no necesitabas echarlo, él sabe que me cae mal.
-¿Por qué te cae mal? Además, él no vive con nosotras, sólo viene de visita de vez en cuando.
-¿Y quién te crees que paga el viaje? ¿Te crees que no lo se?
-¿Le pagas los viajes a España?
Puso los ojos en blanco.
-No, son obras de la beneficencia -dijo con sarcasmo.
-Idiota... -Suspiré.- Solo va una vez al año. Como mucho dos. ¿Por qué no vienes a casa y lo hablamos... por favor?
-No, ¿Acaso no te ha contado el incidente del bar? ¡Uy, que descuido! -Se tapó la boca, fingiendo torpeza.
-¿Qué incidente?
-Al poco de desaparecer, retorné a Madrid, y aparecí por el lobo, al parecer, ya le habías contado todo, y vino con intención de hacerme daño. -Ladeó la cabeza. -Menudo ser más patético. Debería estar agradecido por decidir no alimentar a Desgarradora con su piel.
-Bruto. -Negué con la cabeza.- Aún así, no nos vemos mucho. Vienen una vez a la semana a ver a Kael.
-Suficiente -Se alejó caminando lentamente. -Creo que fue un error aparecer por aquí...
-Axel, espera... -Estiré una mano, pero no llegué a él.
Desenfundó a Desgarradora y la clavó en el suelo, dejándola atrás con su marcha.

-¡Axel! -Llamé y caí de rodillas, clavándolas en el suelo.- No te vayas otra vez...

Giró la cabeza y sostuvo a Desgarradora con una sola mano, apuntándome desde la lejanía con ella.

-¿Por qué iba a quedarme? Ya hay gente para cuidarte a ti y a él.
-Pero... ninguno es su padre.
-No, pero lo sustituyen de lujo, y la verdad, no tengo ganas de ajustarle las tuercas a ese ser.
-Nadie puede sustituirte. Nadie lo ha hecho jamás y nadie lo hará.
-Mizuki. -Dijo, con un semblante lleno de ira. -Me juré que si lo volvía a ver, lo mataría, y bastante he hecho, aguantando las ganas.
-Está bien... Lárgate otra vez... Te he esperado cuatro años, puedo esperar otros cuatro...
-¿Prefieres que le mate?
-¿No puedes vivir en paz con nadie?
-Sí, la única persona se haya frente a mi, no hay más.
-¿Y si nos vamos de aquí?
-¿Y si lo mato?
-Bah... No se puede hablar contigo... -Me levanté abatida.
Pronunció uno de sus conjuros y lanzó un par de bolas de fuego hacia mi. Me cubrí sólo con los brazos, dejando que las bolas me los golpeasen y me hicieran quemaduras.- Tira cuantas quieras...
-De acuerdo. -Esta vez, pronunció un conjuro de hielo, y lanzó una estalactita al aire, con un objetivo distinto, esta iba directa al usuario que la lanzó. Estiré una mano y la atraje hacia mí, haciéndola caer directamente al suelo.
-A mí, Axel, no a ti. A lo mejor mi
muerte te une a Kael...
-O quizá la de otro que yo me se...

Hizo alarde de su velocidad, dirigiéndose hacia allí, blandiendo a Desgarradora. Me enganché a tiempo a su espalda, obligándole a llevarme a caballito y me acerqué a su oreja.

-No conseguirás nada. Tan solo la muerte de un humano común y corriente.
Frenó en seco.
-¿Seguirás queriendo verme, después de hacerlo?
-No lo sé, Axel. -Bajé de su espalda y me coloqué
frente a él.- Déjalo estar. Henry siempre fue muy protector, y me vio tan destrozada, que tuvo que ir a por ti.

Pronunció el mismo conjuro, que cuando se marchó por primera vez, lentamente, y me atreví a hablar antes de que se fuese.

-De nuevo te vas... ¿He de esperarte otros cuatro años, Axel?
Interrumpió su conjuro.
-No estoy seguro de querer volver esta vez.
-¿No? ¿Vas a permitirte perdernos para siempre, a
tu hijo y a mi?
Asintió firmemente.
-Si así lo deseas, si así eres feliz, márchate. Borraré el recuerdo de Kael de que estuvo en tus brazos. Para él, tan sólo serás un sueño...
-Mejor. Toda tuya. -Arrojó a Desgarradora, haciendo que cayese a mis pies.
-No la quiero.
-Tú no la quieres, y para mi su recuerdo ya no significa nada.
-Nada... Pues desintégrala o dásela a algún otro demonio. Le será más útil que a mí.

Pronunció un conjuro y, al ver que no me escuchó, cogí la espada y, al subir a mi habitación, la guardé bajo llave. Me quité el armamento de encima y bajé a jugar con Kael, que al fin estaba despierto. Henry se habia ido hace rato, asi que habian estado Shane y Kael jugando juntos.

Tras cenar, me puse a bañar a Kael. No opuso resistencia, le encantaba el agua y se lo pasaba bomba. Al acostarle y taparle, volví a imaginarle al otro lado de la cama. Suspiré y terminé de taparle, le di un beso y salí de su habitación.
Al salir al pasillo me encontré con Ángela saliendo del cuarto de Shane. Reímos bajito las dos y bajamos al salón, donde le conté todo lo ocurrido, sin poder evitar echarme a llorar sobre su hombro.

Al final, me fui a la cama. Me quedé observando el techo, no era capaz de dormir. Mi corazón me pedía a gritos que le buscase, pero mi cuerpo necesitaba descansar. Al fin opté por cerrar los ojos, a ver si caía la breba. Tras un rato en un extraño duermevela, me desperté de un sobresalto, me pareció oír una risa. Miré alrededor y no había nadie, así que volví a desplomarme en mi cama, quedándome dormida de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario