jueves, 18 de octubre de 2012

Capítulo 22:

Había pasado un mes ya desde que Axel había despertado. Habíamos estado haciendo una especie de rehabilitación para que recuperase por completo su fuerza mientras preparábamos el próximo cumpleaños de Kael. Me encontraba colgando unos globos por toda la casa para la pequeña fiesta, a la que Kael había insistido en invitar a algunos compañeros del colegio, cuando, de repente, me resbalé de la escalerilla. Casualmente Axel pasaba por allí, y en un momento, me sujetaba por las nalgas, para que no me cayese.

-Si todo va a terminar así, puedes caer cuantas veces quieras, ¿eh?
Empecé a reír nerviosa por el susto que me había dado, al igual que por tener sus manos en mis nalgas.
-Gracias, amor... -Recuperé el equilibrio y terminé de colgar el último globo morado. -Ya está... -Abarqué el salón con ambos brazos. -¿Qué tal me ha quedado?
-Ya sabes que para mi, siempre serán demasiados colores, estoy acostumbrado al negro...
Me encogí de hombros y sonreí satisfecha.
-Pero no vamos a poner globos negros para un cumpleaños, y menos el de un niño. -Me froté las manos y me senté en el sofá. -En un rato, tendré que hacer una merienda casi para un regimiento. Estos niños comen como lobos...
Se dejó caer sobre el sofá tumbado.
-Yo estaré ausente en presencia de todos esos niños.
-¿Dónde vas a irte? Es el cumpleaños de tu hijo, ¿no piensas estar presente?
-Sí, pero cuando los niños se larguen. -Encendió un cigarro.
-Hum... -Suspiré y sacudí la cabeza. -Está bien, está bien... ¿Y dónde irás?
-A mi habitación, claro, ¿O también piensan invadirla esos sacos de babas andantes?
Eché a reír.
-No, no, cariño. Sólo estarán en el salón y luego, si acaso, saldremos al jardín.
Alzó un pulgar.
-Genial.
Sonreí, me levanté, y al pasar por su lado le revolví el pelo.
-Sacos de babas andantes... Qué ingenioso... -Reí y me fui hasta la cocina.

Tras preparar sándwiches, canapés, y llenar tres jarras con zumo, cada una de un sabor, llegaron Ángela con Shane. Venía del brazo de un hombre, alto, al menos más alto que ella, moreno y de ojos verdes oscuros. Alcé una ceja mirándola sonriente.

-Vaya, Ángela... ¿Con quién vienes?
-Este es John, Mizuki. Es... bueno, salimos juntos de vez en cuando... -Se sonrojó como un tomate al presentármelo.
-Un placer, John, Pasad, por favor, enseguida llegará el resto de las madres con sus niños. Claro que... seremos las únicas madres presentes, porque Axel se va a encerrar en su habitación.
Desde el sofá, movía la cabeza de un lado a otro mientras daba palmas bromeando y cantando...
-Ángela ha ligaaadooo, Ángela ha ligaaaaadoooo.
-¡Axel! -Me reí disimuladamente. -No hagas eso, burro.
-¡Que me corrijan si me he equivocado!
Negué con la cabeza, dando el caso por perdido, y les hice pasar al salón.
-Axel, mi amor... Levántate a saludar, no seas animal.
 Alzó una mano desde el sofá mientras aspiraba una calada del cigarro, expulsando el humo.
-¡¡EEEEEEEEPAAAAAA!!
Me puse con los brazos en jarras, mirándole iracunda.
-Axel...
-Estoy enfermito, ¿no me vas a dar tregua? ¡¡KAEL!! ¡¡PLACAJE A TU MADRE!!
De repente, Kael se lanzó sobre mis piernas, placándome.
-¡Kael! Como vuelvas a hacerle caso a tu padre sobre placarme, se cancela el cumpleaños, ¿eh? -Le miré alzando el dedo índice. -¿Te has enterado?
Kael me miró con cara de niño bueno, con el dedito en los labios, y asintió.
-Vale, mami... Lo siento... -Se fue corriendo a su habitación a prepararse para la fiesta.
-Gané otro asalto. -Axel sonrió triunfal alzando el puño.
Le miré frunciendo el ceño.
-No has ganado nada, que lo sepas. -Me giré hacia Ángela y John.- ¿Queréis tomar algo, chicos?
Axel alzó la cabeza, mirándome.
-Por cierto, cariño, he mejorado bastante. ¿Quieres verlo?
Asentí sonriendo mientras los dos invitados negaban con la cabeza, contestando a mi pregunta.
-Vale, amor, pero... ¿por qué ahora?
-Pues ya no te enseño nada, ea, -Se levantó dirigiéndose a la escalera. -Ya sabes donde estaré.
-Pero si yo no he dicho nada... -En ese momento llamaron de nuevo a la puerta. Negué con la cabeza y fui a abrir. En ese momento entraron dos niños, su madre me dio un papel con su teléfono, por si había alguna urgencia, y se fue, dejándome cerrar la puerta. -¡Kael! ¡Ya empiezan a llegar tus amiguitos!

Tras la fiesta de cumpleaños, me puse a recoger todo con ayuda de Ángela, ya que John también se había ido. Ella se quedó recogiendo lo último mientras yo subía a la habitación.

-Axel, mi amor... ¿Qué haces?

Tras la puerta se escuchó un estruendoso ronquido. Entré y cerré la puerta tras de mi. Axel estaba retorcido de mala manera en la cama, completamente dormido. Me tumbé como pude a su lado y le acaricié el pelo.

-Axel, amor... -susurré en su oído.- Despierta...
Medio dormido, dijo:
-Si no es para hacer guarrerías, no me levanto...
-Venga, si quieres, hacemos guarrerías, pero levántate... -Reí leve mientras le sacudía con cuidado.-
Abríó los ojos como platos y se incorporó en la cama.
-¿Guarrerías, dónde?
-Pues donde quieras... Es decir, dentro de la habitación, porque fuera están Kael, Ángela y Shane.
-Bromeaba. -Se levantó de la cama y caminó hacia la puerta. -Estoy hecho polvo desde que pasó eso...

Durante ese mes, había dejado pasar el origen de que cayese en coma, para no hacerle hablar pronto y no presionarle, pero ese tema me comía por dentro.

-Axel... Necesito saber qué pasó ese día...
-¿Cuál?
-El día que... -tragué saliva ruidosamente,- caíste en coma... El día de nuestra boda... -Agaché la cabeza cuando me senté en el borde de la cama.
-En resumen... hasta donde tu sabes, después de eso, clavé una daga en la tubería del gas, tras combatir a uno tras otro, fui apuñalado por la espalda, en el hombro. -Señaló dicha cicatriz.- Entonces, dirigí una bola de fuego a la tubería, es decir, era un mecanismo de emergencia, por si las cosas se ponían feas, después de eso... todo explotó, y una viga me hizo caput en la cabeza. Al menos pude volver a casa.
-Tuviste suerte... Pero fuiste un inconsciente. ¿Y si no llegas a poder volver a casa? ¿Y si hubieses muerto... allí, en esa iglesia...?
-Ten por seguro que hubiese muerto de haberme quedado a ver lo que pasaba, además, vives demasiado en el pasado.
-Ya... Lo siento. -Me levanté y me abracé a él, con los ojos empañados en lágrimas. -No podría imaginarme mi vida de nuevo sin ti, Axel...
-Tarde o temprano, Kael habría aprendido a resucitarme.
-No me gustaría tener que acudir a ello, la verdad... -Me separé de él secádome los ojos.
-Ya, bueno... en fin, creo que tendré que hacer el trabajo sucio, y como siempre, sin despeinarme.
-¿Qué trabajo sucio? ¿A qué te refieres?
De repente aparecieron diez ataúdes, cinco a cada lado de Axel.
-No pensabas que recogerías tu todo el estropicio causado por los babeadores andantes, ¿no? -Se abrieron las 10 tapas. -¡VENGA, A RECOGER, YA!
Me quedé observando cómo se ponían a limpiar, alzando las cejas.
-Vaya, son rápidos, eh...
Eso es lo de menos. -Ya habían recogido todo. -Y el trabajo que te has evitado, ¿qué? De nada, ¿eh?
-Gracias, amor. -Me alcé para besar efímeramente sus labios.- Te quiero, ¿sabes? -Ángela se había quedado patidifusa, sin trabajo que hacer.
-Mizuki, me voy ya, ¿de acuerdo? Tengo que acostar pronto a Shane, mañana nos vamos de excursión con John al campo.
Asentí y me despedí alzando una mano.
-Hasta pronto, Ángela.
-Ángela. -Axel la miró serio.
-¿Sí, Axel? ¿Qué ocurre?
-Hay habitaciones de sobra, podéis quedaros aquí, y mañana, podrás disponer de más tiempo, yo me encargo de crear un portal.
-¿Estás seguro? No quiero que seamos una molestia para vosotros, es decir... tendréis vuestra vida de matrimonio, y no quiero ser un estorbo aquí esta noche...
-No molesta en absoluto, ya he dicho que hay habitaciones de sobra, para que Shane descanse tranquilo.

Acompañé a Ángela y una de las habitaciones vacías y le dejé un pijama de Kael para que Shane durmiese con él.
-Si hay algún problema, ya sabes que puede decírnoslo, ¿vale? Toma. -Le tendí un pijama mío de entretiempo. -Ponte este tú para dormir. Mañana te veo, querida. -Cerré la puerta al salir y bajé de nuevo, en busca de Axel.-Bueno, ¿tú no me ibas a enseñar algo?
-Sí, pero no es nada, no importa.
-Sí importa. Venga, enséñamelo, por favooooor. -Le miré suplicante.-
Negó con la cabeza.
-Creo que me enseñaré a mi mismo, el camino hacia la cama.
-¡Axel! No te enfurruñes. Venga, enséñamelo, anda, que me importan tus progresos...
Alzó una ceja.
-No me he enfurruñado, solo estoy cansado.
-¡Pero si has dormido toda la tarde! ¿Cómo puedes estar cansado aún?
-No he dormido toda la tarde...
-Cuando llegué estabas roncando. ¿Si no dormías, qué hacías? Axel... ¿Estás bien...?
-Si, si, estoy bien, no es nada.
-¿Seguro? Axel, ¿no me estarás ocultando nada, ¿verdad? Estás un poco... raro... -Frunció el ceño. -Quizá esté raro porque llevo un mes intentando curar heridas que deberían haberlo hecho en menos de una semana -dijo cortante desviando el tema.
-Axel, es normal, debido al coma, tu alto nivel de regeneración bajó hasta el nivel de un humano común y corriente...
-Volverá a ser el mismo, cueste lo que cueste.
-Eso irá poco a poco, al igual que el resto de tus poderes. Cuando quedaste en... coma... te redujiste a las capacidades de un humano normal. Poco a poco, volverá todo a la normalidad, y tú volverás a ser el demonio brujo de siempre...

Cogió el libro de hechizos legado por su madre, salió de la habitación, y se encerró en otra, echando el pestillo con un portazo tras de sí. Entré a la habitación y me puse el camisón, metiéndome en la cama. Los niños me habían dado tanto trabajo que estaba agotada, de modo que caí rendida en los brazos de Morfeo enseguida.

1 comentario:

  1. Me acabo de leer todos los capítulos y he de decir que me encanta la historia!! :)
    Estoy deseando leer el siguiente capitulo y saber que va a pasar
    Publica pronto plis
    Besos

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