miércoles, 10 de octubre de 2012

Capítulo 16: La excusa de Mastema.

Me desperté restregándome los ojos. Los tenía muy pegados, llevaba unas noches durmiendo mal. Desde la noche en que vino Melahel, estaba algo asustada, pensando, dándole vueltas al tema. Me levanté un poco fría y me puse una fina bata. No oía nada, y Kael aún dormía, era muy temprano, pero Axel, al parecer, ya se había levantado. Lo busqué hasta que di con el en la sala de entrenamientos, golpeando a alguien. Me resultaba familiar de espaldas, pero cuando se giró, no di crédito.

-Axel, ¿has resucitado a Mastema para liarte a golpes con él?
Sus ojos se abrieron como platos.
-Y-Y-Yo... P-Puedo explicarlo...
-¿Y cómo se supone que lo harás? -Alcé la ceja mirándole seria.
Mastema dió un par de pasos hacia mi.
- ¿Podemos hablar?
Asentí y miré a Axel.
-¿Tiene conciencia propia? Qué moderno...
-Si, eso... va en función del usuario que lo invoca, Mizuki...
-Claro, lo entiendo... -Miré de nuevo a Mastema, seria aún.- Empieza cuando quieras, Mastema.
-No maté a tu padre por voluntad propia, Mizuki.
-¿Ah, no? ¿Y por qué le mataste, entonces?
Por salvar a mi hijo -suspiró.
-¿Salvar a tu hijo? ¡Lo dejaste en un orfanato! ¿Qué forma de salvarle es esa?
-Axel, ¿podrías dejarnos solos...? Tú ya conoces la historia.     -Por supuesto... -Axel abandonó la sala.

Me senté en un sillón de los que había a un lado, junto a la ventana que daba al jardín.
-Continúa...
-En esa época, efectivamente, tu padre y yo éramos amigos, pero motivos de fuerza mayor me impulsaron a cometer esa atrocidad.
Asentí juntando las manos, entrelazando los dedos.
-Al igual que tus padres, el resto no consentía mi amor con una bruja, al fin y al cabo, no dejaba de ser una humana, por eso me llevaba tan bien con tu padre, niña, nos entendíamos a la perfección el uno al otro.
-Ya... Pero... ¿Qué pasó para que tuvieras que matar a mi padre y abandonar a tu hijo? Tuvo que ser algo gordo...
-Efectivamente, Mizuki, el hecho de procrear, con humanos, o alguien del bando opuesto, deducirás que nos es algo prohibido.
-Claro... -Crucé las piernas. Comenzaba a sentirme incómoda en camisón delante de Mastema.
-Ambos bandos desconocían a nuestros primogénitos, y ambos fuimos descubiertos, de ese modo, me ordenaron que acabase con tu familia, o de lo contrario, acabarían con Semiazas, el crée que está ahí desde que es un bebé, pero lo dejé en Redención con cinco años, borrando con ello todos sus recuerdos, yo... acabé con tu padre, y es un dolor que jamás lograré perdonarme, el hecho de haber asesinado a mi mejor amigo, Mizuki, sé que estabas escondida, que la buena de Ayelet lo hizo, pero no quise descubrirte, a pesar de que tuve que cometer aquella catástrofe... sabía que tarde o temprano, os encontraríais el uno al otro, sanando vuestra soledad infinita.

Empezaron a rodar algunas lágrimas. A veces la verdad dolía, otras veces sorprende, y otras hace ambas cosas. En esa ocasión, había sucedido lo último.

-Mizuki. -Me miró a los ojos-
-¿Sí...? -Me sequé con el dorso de la mano las lágrimas caídas.
Se acercó a mi y se puso de cuclillas, poniendo su cara a un centímetro de la suya.
-Eres... el vivo retrato de tu madre.
-¿P-Por qué...?
-Eres clavada a ella, y... si tu quisieses, creo que Semiazas, podría hacer posible que te encontrases con ellos de nuevo...
-¿Tú... crees eso posible? Es decir, sería temporal, ¿no?
Negó con la cabeza.
-Depende de él.
-Pero... yo no quiero atarles a este mundo así.
-Podrías preguntárselo, yo no tengo esa opción, Semiazas no me quiere en este mundo.
-Ya... Lo imagino. -Torcí la boca.
-Le comprendo perfectamente, le hice cargar con un pasado muy duro, aunque... no es por eso por lo que me odia.
-¿Entonces por qué te odia?
-Porque el preferiría haber muerto, y verte feliz con tu familia. Por eso, todo cuanto puede hacer ahora es brindarte todo cuanto está en su mano.
-Uhm... -Me quedé pensativa.- Es normal, supongo. Yo... no podría vivir sin él otra vez...
-¿Sin él?
-Sí, sin él... todo es más duro.
-¿Sufriste su ausencia tras mi aparición?
Asentí entristecida al recordar todo.
-Casi cuatro años...
-No me ha contado nada, pequeña... ¿Quieres desahogarte?

Accedí y le conté todo lo ocurrido, desde que se fue por el portal, el viaje a Alemania, la noticia de mi embarazo y el reencuentro.

-Vaya... no esperé que se viera tan afectado por ello, Lo siento Miz..... -En ese momento, Mastema desapareció, y Axel apareció por la puerta.

-¡Siiiii! Lo siento, lo siento, pero nos aburríamos de esperar. -Estaba con Kael en brazos a caballito
Me levanté y reí al verles.
-No pasa nada, tranquilos. ¿Dejáis que me vista y vamos a jugar, chicos?
-¡Mamiiii, me he duchado con papá!
-¿No le habrás vuelto a duchar vestido, verdad?
-No, no, nos duchamos de verdad, tranquila. -Se encendió un cigarro.- Dios... lo echaba de menos. -Me ofreció el paquete.- ¿Quieres uno?
Asentí y cogí uno.
-Bueno, voy a vestirme, que aún voy en pijama. Papi, ¿vienes conmigo o vas a ponerte tontito?
-¿Cómo que tontito? -Arqueó una ceja.
-Ya sabes... -Miré a Kael disimuladamente.
-Te refieres a... -Su cara quiso decir "sexo".
Asentí riéndome.
-Exacto. Si te vas a poner "tontito", no me acompañes a la habitación y quédate con Kael.
-Vaya... entonces... -Se dio la vuelta y colguéó un saco de arena, dándole unos guantes a Kael, enseñándole a pegar, ya era hora de comenzar a instruirlo. -Vamos Kael, con todas tus fuerzas.
Me puse los brazos en jarras.
-A ver si se va a hacer daño...
-Para nada, Es Kael Ray Spark. No lo olvides.
-No lo olvido, Axel... -Sonreí y me giré hacia la puerta.- Kael, cariño, ten cuidado y pega como te enseñé.
-Vamos, Kael, un puño tras otro, siempre cúbrete la cara con el otro, ¿vale? Ahora dale.

Negué con la cabeza y salí, volviendo un cuarto de hora después a la sala. Un gran ardor subió por mis mejillas y los ojos se me llenaron e ira.

-¡¡¡AAAXEEEEEEL!!! ¡¡LAS PAREDES CALCINADAS!! ¿¡LO VES NORMAL!? -Grité hasta casi desgañitarme.
Su rostro estaba pálido.
-Mizuki, juro de corazón que yo no he sido...
Viré la mirada hacia el niño, que empezaba a ponerse rojo.
-¿Kael...?
-Kael, enséñale a mamá lo que has hecho, no tengas miedo. -Kael asintió, y una esfera de fuego se hizo en la palma de su mano.
-Muy bien, cariño. Ahora hazla desaparecer sin quemar nada... A papá le va a tocar un trabajo muy interesante pintando las paredes y el techo. -Sonreí algo malvada.
-Qué remedio... -se encogió de hombros y Kael no pudo reprimirla, salió disparada hacia él, y Axel la frenó con una mano. -Poco a poco lo lograrás, hijo.
-Sí, poco a poco... -Cogí a Kael en brazos y le besé la frente.- Pero ni se te ocurra hacer eso en el cole, ¿vale? Nadie puede saber que lo haces.
-¿Sabéis que? -Axel se rió levemente sacándo su móvil.
-¿Uhm? ¿Qué...?
-Que lo va a pintar un pintor, no me apetece hacer este engorro. -Rió y contrató a un par de pintores.
-¿Y cómo les explicarás lo de las paredes quemadas?
-Un incendio pillado a tiempo, además, ellos solo curran, no tengo que darles explicaciones.
-Ya, pero pondrán caras raras... -Examiné a Kael. Tenía las zonas de la piel sin cubrir con la ropa ennegrecidas por el fuego.- Kael. Te vamos a tener que bañar otra vez, cochino. Te has puesto perdido.
-Que se limiten a trabajar, que para eso les pago, y si es una cantidad sustanciosa, se callarán, créeme.
-Es verdad, se me olvidaba que vivo con el señor Millonetis...
Puso los ojos en blanco.
-Olvida eso.
-¿Por qué? -Eché a reír y me di la vuelta, camino del baño.
-Mizuki. Kael.
-¿Si...?
-Creo que sería mejor que nos duchemos después, Kael debería ver lo que es un verdadero enfrentamiento, cuanto antes, mejor, además, no podré preocuparme por los desperfectos, ya puestos, les mandaré algo más por hacer.
-Axel, es un niño. ¿Cómo quieres que vea un enfrentamiento de verdad?
-Del mismo modo que lo hicimos tú y yo. Mi padre cree lo contrario, pero lo recuerdo todo.
-¿Cómo lo hiciste tú?
-Huh... -Suspiré. -Yo estaba presente el día que todo pasó, después de lo de tus padres, fui exiliado a redención.
-Si eras un niño... ¿Exiliado, dices? ¿Cómo van a exiliar a un niño...? En todo caso, tu padre quería que fueses el mejor cazademonios para poder acabar con su vida.

Esas últimas palabras, a parecer, le habían enfurecido, y Desgarradora apareció en su puño.

-Ahora.
-Axel, no pienso luchar contigo delante de Kael, se acabó la historia. Otro día vuelves a hacer lo que hoy y que lo vea, pero no pienso hacerlo. -Abracé con fuerza a Kael, queriendo no soltarle.
Sus ojos estallaban rojos de ira. Me volví a girar para que Kael no le viese así.
-Y ahora voy a bañarle de nuevo. Con tu permiso...
Lanzó la espada con muchísima fuerza, clavándola hasta la mitad en la pared opuesta a nosotros.

-¿¡Prefieres que se lo lleven los ángeles que te buscan!?
-Eso no tiene nada que ver, Axel. Eso no le servirá por el momento. ¿Pretendes que luche con tres años? No puedes hacer eso, Axel, es un niño, un niño que no sabe muy bien lo que pasa a su alrededor.

Suspiró y desapareció entre una ráfaga de viento. Solté todo el aire de golpe y subí al baño, dándole bien con la esponja a Kael por el cuerpo. Le puse ropa limpia y volví a peinarle de nuevo. Tenía el pelo caoba demasiado largo, pero muy suave.

-Hay que ir a ver a Ángela de nuevo, te crece el pelo muy rápido... -Le pasé la mano por el pelo y se lo besé.- Ya estás limpito de nuevo...

Le cogí de la mano y le bajé a la cocina. Aún no había desayunado, y parecía, por el sonido de sus tripas, que él tampoco. Preparé unas tostadas y unos vasos de leche y desayunamos en la misma cocina, hablando de lo que Axel le había enseñado.

De pronto, un torbellino de aire se remontó en la cocina del cual apareció Axel con Desgarradora ya enfundada.

-Ohm. Ya estás aquí... -Cogí mi tercera tostada.- ¿Dónde fuiste?
-Simplemente a tomar el aire...
-Interesante... ¿Has pensado algo?
-No, pero relajarme fue lo que necesitaba, aunque... Sí, algo pensé, pero no es algo que Kael deba escuchar.
-Piénsalo fuerte, entonces. -Entrecerré los ojos, mirándole.
-Espera, Mizuki, mírame a los ojos.
-¿Uhm? Ya lo hago...
Me encerró en un recuerdo, en el campo donde me enseñó el arcoiris.
-Desde aquí puedo hablar contigo, y Kael no se enterará.
-Tienes razón. Cuéntame.
Alzó la mano y a sus lados, aparecieron dos ataúdes.
-¿Lista?
Asentí, estaba lista, pero nerviosa.
-Mizuki, Desde el principio... y vuelta a empezar.
-¿Cómo? ¿Qué quieres decir, Axel?
Las tapas del ataúd estallaron,
y de ellas, aparecieron Asmodeus, y Ayelet, mis padres.

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