viernes, 12 de octubre de 2012

Capítulo 18: Traición.

Habíamos pasado los últimos tres meses sin noticias de ningún ángel ni de demonios. Nuestra vida había sido como la de una familia normal, omitiendo el detalle de que Axel enseñó a Kael durante el gran frío alemán de diciembre a hacer una "estufa" casera, usando bolas de fuego para prender los troncos de la chimenea. Así pasaron esos tres meses. Kael, gracias a ello, estaba aprendiendo a manejar el fuego, ya no se le desviaban casi nada. Ese día me levanté bien temprano, llevé a Kael al colegio y fui al centro para hacer algunas compras. Volviendo a casa, cargada de bolsas, me tropecé con uno de los adoquines mal colocados, pero alguien me cogió por los codos, volviendo a enderezarme. Al subir la cabeza, no sé qué mezcla de sentimientos se removieron en mi interior. Por una parte, sentía alegría, por otra, algo de decepción, y por otra miedo.

-¡Henry! ¿Qué haces en Alemania? No deberías estar aquí. Como Axel te vea...
-Creo que ese, es el menor de mis problemas en esta situación, Mizuki.
-¿Qué ocurre, Henry? -Miré a ambos lados de la calle. -Vayamos a otro sitio, por favor...
-No hay mucho tiempo.
-¿Qué ocurre, Henry? -Le miré confusa.
-Es algo demasiado difícil de explicar... -agachó la cabeza.
-Vamos, suéltalo, Henry. ¿Qué ocurre? Te noto algo atormentado...
-Mizuki... yo... Melahel... -se le quebraba la voz.
-¿Qué, Hen...? ¿Mela... hel...? ¿De qué le conoces, Henry? -Dejé las bolsas a un lado y le zarandeé.- ¡Responde ahora mismo!
-Trabajo para el, Mizuki, yo... lo lamento, todo... comenzó cuando te quedaste sola en Italia... en teoría solo le darían caza a él, pero las cosas... se han ido de las manos...
-¿¡Que se han ido de las manos!? -En ese instante, entré en una fase de histeria total. -¡Casi me matan, Henry, tú lo sabías y no dijiste nada! ¡¡NADA!! Te creía como mi padre... -Le solté empujándole levemente de los hombros. -Al menos dime por qué. Necesito saber por qué me traicionaste.
-Yo... quise acabar con él...
-¿Eh...? ¿Con quién? ¿Con Axel? -Suspiré agachando la cabeza un instante. -Ya... Me contó lo que pasó en Madrid, y, conociéndote, me era extraño que no hubieses ido a por él cuando tuviste oportunidad. Pero ya veo que no perdiste el tiempo, Henry... -Cogí de nuevo las bolsas del suelo.
-Yo... lo siento, Mizuki... en teoría... yo... ahora debo matarte... pero... no puedo... -Trastabilló a lo largo de toda la frase. Parecía... ¿miedo?

Volví a soltar las bolsas, pero esta vez de golpe. Al chocar contra el suelo, se oyó un sonido resquebrajante. El bote de espárragos se había roto, totalmente. En ese momento no me importaba. Con toda la rapidez de la que disponía, cogí del cuello a Henry, estampándole contra la pared y quedando a un par de centímetros de su cara.

-Da gracias a que no lo hago yo a ti...

Me llevé la mano libre al vientre, donde Axel, en su día, me había sellado. Además de enseñar a Kael a controlar su poder, me había enseñado a mí a usar el vínculo del sello. en mi vientre había quedado un dibujo de un Yin-Yang, parecía completamente un tatuaje. Al poner la mano, éste empezaría a darme una quemazón, Axel lo notaría, y vendría a por mi. no podía tardar mucho.

-Acaba conmigo, Mizuki...
Negué con la cabeza, enfurecida.
-No, yo no... -Le solté del cuello y acto seguido, casi de la nada, apareció Axel de entre una nube de humo negro.- Axel... Henry me ha traicionado...
-¿De qué tipo de traición hablamos? Mizuki, te dije que tarde o temprano pasaría, te lo advertí... -Sus ojos destellaban con más intensidad que nunca, mirándo a Henry con la mayor ira homicida existente.
-Trabajaba para Melahel. -Agaché la cabeza y me di la vuelta, quedando de espaldas a Henry.
-Te advertí de lo que pasaría, sabía que tarde o temprano volvería, sabes ahora lo que pasará, ¿verdad?
Asentí.
-Si no lo haces tú, lo haré yo.
-Por favor -Crujió sus nudillos-  No me robes la diversión... -Desenfundó a Desgarradora, y lanzó a los pies de Henry la espada de Melahel. -¡HAZ QUE ESTO SEA DIVERTIDO!
Henry cogió la espada como pudo, con ambas manos. Era bastante pesada, y no podía alzarla del suelo. No había sido entrenado, como nosotros, para coger una espada, y mucho menos para manejarla.

-Axel... ¿No crees que sería mejor acabar de una vez con su vida? ¿No puedes no jugar con tus víctimas? Te aseguro que Henry es patético... -Le miré con desprecio, frunciendo el ceño.
-Por eso, es por lo que más disfrutaré, Mizuki, pagará cada gota del sufrimiento causado, y con creces. ¿Quieres ver un acto de verdadera crueldad, perro? -Miró a Henry lleno de odio.
-Haz lo que te de la gana, Ray. -Se le veía exahusto.

Yo me hice a un lado, recogiendo mis bolsas y sentándome en un banco a esperar, viendo toda la pelea desde allí. Dos ataudes se presentaron ante Axel. Al parecer, los había conjurado mentalmente.

-¿Listo para conocer el dolor?
Henry soltó la espada, dándose por vencido, y se apoyó en la pared.
-Contesta. -Espetó Axel con agresividad.- ¿Estás listo para esto? Estoy seguro de que te dará motivos para intentar matarme. Reconozco, que fue un error que volvieses a Alemania, y un error más grave... hacerlo solo.
-Adelante... Mereceré morir igual. ¿Por qué fue un error?
-Porque dejaste desprotegida a la gente que te importaba.

Las tapas de los ataúdes cayeron, y Henry se acercó corriendo a los ataúdes, quedando arrodillado ante uno de ellos.

-Mátame ya, Ray. Ellas no tenían nada que ver... y aún así las has matado... Hazlo ya, ten piedad, por favor. Tan sólo esta vez.

Me levanté del banco, no sabía lo que había dentro de los ataúdes, pero me temía lo peor... Y mis temores se confirmaron al estirar un poco el cuello. Emma y Rose, cada una en su correspondiente ataúd, muertas. Volví a sentarme algo aplacada, incrédula.

-¿Sabes? Es muy sencillo cuando sabes dar la vuelta al mundo con pronunciar unas simples palabras, ahora, lucha.
-No voy a luchar... -Su voz estaba quebrada y algunas lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas.
-Entonces, creo que... te reservaré el peor de los destinos.
-No creo que haya peor destino...
Axel rió sádico.
-Claro que si... -Su ojo centelleó rojo fuego, y sumió a Henry en el recuerdo de cómo Axel mató a su esposa y a su hija, en un bucle inacabable, una y otra vez... una y otra vez... Rió cual loco, desmesuradamente.
-¡¡¡Basta, por favor!!! ¡Para! -Se tiró de rodillas, tapándose la cabeza con ambas manos.
-No pienso parar... No te haces una idea de cuanto estoy disfrutando...
-¡Mátame ya, Ray! ¿Acaso no puedes? Hazlo, pon fin de una vez a mi vida.
Axel nos sacó a todos del recuerdo en un instante.
-Huh... De acuerdo, Mizuki, por favor, colócate tras de mi, esto podría dañarte.
-¿Huh? -Me coloqué detrás suya.- ¿El qué?
-Atiende... -Una de sus manos rodeó a Henry con aire, en un tornado, él se situaba en el ojo, y con la otra, liberó una potente llamarada, lo cual provocó un tornado de fuego, que gastó demasiada energía, exhaló aire profundamente y dijo: -Llamas infinitas...
Me acurruqué tras su espalda, cerrando los ojos fuertemente.
-Creí que ibas a empalarle en Desgarradora.
-No se me hubiese ocurrido darle un mejor destino a alguien que te ha hecho sufrir tanto. -Se giró y besó mi frente con dulzura.
-Ya... -Volví al banco y cogí de nuevo las bolsas.- Vayamos a casa...
-Espera -Cogió él mismo las bolsas. -No pensarías que te dejaría cargar, ¿no?
-¿Por qué no? Bueno, teniendo a un hombretón como tú... -Me abracé a su cintura y me relajé.
-Creo que, por un tiempo, podremos relajarnos, sin nadie...
-¿Tú crees...? -Resoplé cansada.- Hasta que toque buscar al asesino de mi madre...
-Tranquila. -Acarició mi pelo. -Tenemos todo el tiempo del mundo, tienes un novio que sabe crear portales, y atravesar el mundo en fracciones de segundo, podemos viajar a donde quieras, mi amor, por cierto... me gustaría retomar algo que... cuando me marché de Italia, no te pude brindar.
-¿El qué...? -Le miré curiosa, parándonos en la puerta de casa.
-Entra en casa, por favor. -Todo había cambiado a lo largo del día. Había una luz tenue de velas, violinistas, rosas rojas... una cena romántica, y Claudio Guidetti sonaba de fondo en el reproductor, ''La primma notte d'amore'', una de mis canciones instrumentsles favoritas. Todo parecía sacado de un sueño. Susurré, como si temiese que todo fuese a escapar si hablaba en un tono normal.

-¿Y Kael? ¿Le has dejado con alguien?
-Sí, está con Ángela, estuvo encantada de tenerle para jugar un rato con Shane, de todos modos, creo que dijo algo de cortarle el pelo...
Reí bajito y me abracé a él.
-Puedes dejar las bolsas donde quieras. Total, los espárragos ya deben de estar espachurrados contra el resto de comida...
Negó con la cabeza.
-Dejar una cosa en el suelo, para tomar otra de más valor...
-¿Cómo...?

Dejó las bolsas en el suelo, se arrodilló, y tomó mi mano, mirándome con la esperanza de que comprendiese a lo que se refería, y sacó un anillo, con un rubí incrustado, el cual resaltaba con el color de mi pelo.

-Mizuki, ¿quieres... casarte conmigo, de una vez por todas?

En ese momento, pasó lo que pasa en casi todas las películas. Me llevé las manos a la boca, tapándola, y asentí rápidamente.

-Por supuesto que sí, Axel. -Me arrodillé frente a él para besarle, con la mayor pasión que era capaz de mostrar.

Todos podéis imaginaros lo que pasó esa noche, supongo. Y así, decidí pasar a ser la señora de Ray, aunque, por mi enorme orgullo, seguiría haciéndome llamar Mizuki Spark, nada de "señora de Ray", y para los enemigos, Red Spark, la Estela Roja...

No hay comentarios:

Publicar un comentario