martes, 9 de octubre de 2012

Capítulo 15: Una angelical emboscada.

Me desperecé sobre la sábana, colocada delicadamente sobre la hierba, y respiré hondo. Habíamos decidido ir a pasar el día los tres al campo, así Kael se acostumbraría a la naturaleza para un futuro entrenamiento, y además nosotros podríamos relajarnos un poco. Era un prado muy amplio, con bastantes árboles, y estábamos cerca de la orilla del lago, de aguas cristalinas. Era uno de los pocos espacios completamente naturales que había visto jamás. Miré a mi alrededor, buscando a Kael con la mirada. Le atisbé jugando con otro niño, correteando por la hierba. Volví la cabeza. Axel aún seguía durmiendo a pierna suelta. Empecé a empujarle.

-Vamos, dormilón. -Me tumbé junto a él de costado, soplándole la cara. -Arriba. Vamos.
Se levantó, me dio un beso, y se dirigió a la orilla.
-¿Quieres ver algo chulo?
Asentí desde ahí, sentada cómodamente.
-Vale, pero ten cuidado.
-¿Te refieres a que no nos vean?
-A eso y a que no hagas el bruto.
Se sentó en la orilla.
-Entonces nada.
-Venga, haz el bruto. -Eché a reír a carcajadas.
-No quiero. -Cogió un poco de barro de la orilla y me lo restregó por la cara. -Así estás más guapa. -Bromeó.
Escupí un poco de barro que se me había colado en la boca y me limpié como pude con una servilleta.
-Marrano... -De repente, "algo" me hizo caer a un lado, de costado. -¡Kael! -Dije riendo.- ¡Eso no se hace! ¿Cuántas veces te he dicho que no plaques a mamá?

El niño se levantó y se fue corriendo. Axel echó a reír, se levantó, y hundió los pies en el agua.
-Venga. ¿Realmente quieres ver algo brutalmente bello?
Asentí sonriente.
-Claro que sí. Venga, vamos.

Alzó una mano, la cual hizo que un gran tumulto de agua, se alzase, una vez en el aire, lanzí una bola de fuego que hizo saltar por los aires todo el agua, impactando al sol, dando a ver, entre tanto vapor un arco-iris.

-Más allá de allí. -Señaló con el dedo. -¿Recuerdas?
Me levanté y corrí hacia él. El vestido ondeaba alrededor de mis rodillas. Me abracé a su cuello, besándole en la mejilla.
-Más allá del arcoiris, sí...
-¿Sabes? Mejoraron demasiado mis habilidades, a veces, pronuncio el conjuro por costumbre, realmente no lo necesito, solo con hacerlo mentalmente me es suficiente.
-¿Sí? -Me acerqué al agua y metí los pies. El agua estaba templada por el sol.
Axel me miró pícaro.
-¿Quieres comprobarlo?
Asentí abrazándome los hombros.
-Claro...
De repente el agua a mis pies comenzó a hacerse hielo. Me empecé a quedar fría y a tiritar.
-Va-Va-Va-Va-Vale, Axel... Q-Q-Que me voy a resfriar...
-Vaaalee, vaaaalee. -El hielo comenzó a resquebrajarse y a fundirse rápidamente, hasta que el agua burbujeaba del calor. -¡Eeeeh! ¡Como me quemes, te toca cuidarme los piececitos! -Me puse con los brazos en jarras, frunciendo el ceño bromeando.
Axel puso los ojos en blanco.
-Está bien... -Unas raíces, cada vez más anchas a su crecimiento salieron de debajo del agua, suspendiéndome fuera del agua.
-¡¡AAAAXEEEEEEEL!! -Agité los brazos en el aire, intentando no caerme.
-No caerás... -Un par de ramificaciones salieron a modo de reposabrazos, y las raíces tomaron forma de un trono en la cumbre de ese monumento.
-Uhm... -Me acomodé al improvisado trono. -Oye, no se está tan mal. -Eché a reír.

Cortó unas cuantas hojas de las ramas, había bastantes, y las metió en su mochila.

-¿Está comoda la señorita?
-Bastante. -Sonreí triunfal. -Pero ya sabes que me faltas tú a mi lado aquí arriba.
-Hay formas más peculiares de estar a tu altura, amor mío.
-¿Huh? -Le miré sin comprender. -¿Como por ejemplo?
-Elige. ¿Tierra o viento?
-Uhm... Viento.
-De acuerdo. -Un gran vendaval se formó, de modo que le alzó hasta donde yo estaba, suspendiendole en el aire.
-Parece que estés volando. -Le sonreí estirando la mano hacia él.
Miró a Kael y acto seguido a mi.
-¿Podemos dejarle solo dos minutos?
-Claro. Es un niño muy bueno. -Sonreí echándole una mirada.
El vendaval se intensificó, haciéndonos volar a los dos.
-¡PUES VAMOS!¡MÁS ALLÁ DEL ARCO-IRIS! -Rió como un niño.
-¿M-M-Más allá del arcoiris? ¿Dónde me llevas? -Salté y me enganché a su espalda a caballito.
-Solo a dar una vuelta, tranquila. -Sonrió, y después de descender, hasta surcar el lago con la yema de los dedos, aterrizamos en la orilla. -Está anocheciendo, deberíamos volver...
Asentí y fui a buscar a Kael. No me hizo falta buscar mucho, enseguida le encontré. Seguía jugando con el otro niño. Con un solo gesto de la mano, corrió hacia mí despidiéndose con la mano de su nuevo amiguito. Me cogió de la mano y volvimos junto a Axel, que se encontraba recogiendo todo.

-Vamos, papá, que se hace tarde, y el pequeño tiene que bañarse.
-No hay prisa por irnos, Kael, Mizuki, dadme una mano cada uno.

Le di la mano derecha, y Kael se puso al otro lado. Ante nosotros, sin mediar palabra, se abrió un portal, el cual mostraba nuestra casa al otro lado, y como si se tratase de un juego de niños, Axel dijo...

-¡A la de tres, saltamos! ¡Una... Dos... y TRES!

Saltamos a la de tres dentro del portal de la mano de Axel. Aparecimos en casa, y éste se tiró en la cama.

-Axel, ¿te encargas tú de bañar a Kael mientras hago la cena?
-Kael, te bañas mañana. -Dijo riendo.
-No, no, no. Le vas a deprimir, adora el agua. -Me puse en jarras.- Vamos, anda, báñale.
-Vale, Kael, ¿Quieres bañarte como nunca lo has hecho?
-¿Cómo, papi? -Se rascó levemente la cabeza.
-Mizuki, abre el grifo, que este niño se va a reír como nunca lo ha hecho.
-¿Huh...? -Entré al baño y abrí el grifo.- A ver qué vas a liar.

El chorro se suspendía por el aire a alta velocidad, haciendo formas de anillos, pasando el cuerpo de Kael, sin derramar una sola gota, haciendo formas de : S, O, triangulos... hasta que finalmente, Axel hizo un dragón con el agua, bastante currado. Kael miraba a su alrededor curioso, con la boca abierta.
-Como mojes algo, te mato. -Negué con la cabeza riéndome. -Anda, métele en la bañera y báñale en condiciones...
Axel susurró algo en el oído de Kael, y éste comenzó a reírse.
-¿Qué le has dicho?
-Que lo que vamos a empapar... ¡ES A SU MADRE! -Dirigió el dragón hacia mi, haciendo un impacto directo, mientras Kael se meaba de la risa.
-¡¡¡AXEEEEEEEL!!! ¡¡QUE TENGO QUE COCINAR!! -Alcé el puño, señalándole con el dedo, y empecé a secarme rápidamente, evaporando el agua.- Da gracias a que puedo manejar el calor fácilmente para secarme... Eso no lo sabías, ¿verdad?
-No, no lo sabía, ¿y tu sabías esto...? -Ante mi, se extendieron dos majestuosas y enormes alas negras de plumas, perfectas, impolutas.
-Lo imaginaba... Ya era hora de que las mostrases. -Sonreí dulcemente. -Venga, voy a hacer la cena. Báñale mientras, anda. -Me giré y bajé a la cocina rápidamente, cogiendo los utensilios y empezando a cocinar.
-Ya lo hice. -Gritó desde la habitación. -¿Te crees que el agua era solo un elemento decorativo? En todas esas vueltas, Axel se mojó
-¿Vestido? ¡¡Báñale bien!! -Grité desde la cocina.
-¡Vale, Vale! -Cogió en brazos a Kael, llevándolo a la bañera. -Vamos pequeñín, que el ogro no quiere que te bañe como lo hacen los tíos chulos. -Una vez en la bañera, comenzó a enjabonarle con la esponja y a aclararle.

Mientras yo cocinaba, llamaron al timbre.

-Uhm... ¡Voy! -Al abrir la puerta, me encontré de frente con un hombre aún relativamente joven, muy alto pero de complexión fina, completamente rubio. -¿Quién...?

Antes de poder formular la pregunta, ese tipo entró y me cogió del cuello desde detrás mío. Había sido tan rápido que ni siquiera lo había visto. El tipo no dijo nada, tan sólo se emperraba en sacarme fuera de casa. Hice tanto ruido como pude para que Axel me escuchase, ya que, con su brazo en mi garganta, me era imposible gritar. Unos segundos después, perdí el conocimiento, desmayándome por la falta de aire.

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Axel

Quité el tapón de la bañera, dejando salir el agua, así, nada le sucedería a Kael. Salí corriendo hacia allí, me enfrentaría a él sin desgarradora, le embestí, tirándole al suelo, Mizuki se había desmayado.

-¿Qué quieres? ¿Quién eres?
-Busco a Mizuki Spark, me envían a por ella. -Tenía un acento alemán bastante marcado. Se notaba que era el "representante" de los ángeles allí. -Es una mestiza, una aberración para los ángeles, y debe morir por ello. Mi nombre es Melahel. No te revelaré nada más...

Desenfundó su espada, brillaba con plenitud y era ancha, pero de filo fino.

-De acuerdo... -Pronuncié un conjuro y Desgarradora apareció en mi mano mientras desplegaba mis alas negras. -Soy Axel Ray, hijo de Mastema, y de una bruja necromántica, asesino de Redención y cazador de demonios. Tengo prioridad para ti, ¿verdad?
-Uhm... dos objetivos por el precio de uno. -Melahel rió sarcástico, como henchido de satisfacción.

De repente a mi lado, aparecieron cinco ángeles, los cuales habían sido resucitados por mi propia magia, ahora me servían fielmente a mi, cada uno con su propia espada.

-¿Los conoces? -Ahora fui yo el que rió.
-Huh. -Se puso tenso, apretando la mandíbula. -¿Qué clase de monstruosidad es ésta?
-Vaya, vaya, vaya, así que se te ha cortado la risita, ¿santurrón?
-Esto es un acto antinatural. Eres pura basura. -Escupió a mis pies con total desprecio.

Mis ojos centellearon mostrándole la muerte de todos y cada uno de sus compañeros.
-¿Acabarás con tu palabrería?

Melahel se lanzó hacia mi, con la espada por delante, blandiéndola fuertemente. Desgarradora lo bloqueó sin esfuerzo, y me reí desmesuradamente.

-¿Eso es todo? Pensé que darías más espectáculo...

Dio varias estocadas, fallando todas, así que decidió probar con algo "nuevo". Empezó a lanzarle estalactitas de hielo de sus manos, como si de proyectiles se tratase. De repente mi figura se desvaneció, de forma que el no sabría donde estaba. Se quedó buscando alrededor. Había desaparecido. De pronto, todo a nuestro alrededor se heló, hasta alcanzarlo, helando sus piernas, tronco, alas, y brazos, solo quedaba sin helar su cabeza, era imposible que se moviese.

-¿Ibas a alguna parte, Querubin? -Aparecí frente a él.

Intentaba moverse, pero no había forma. El hielo se había amoldado a su cuerpo, y era tan grueso que era imposible moverse.
-¿Qué es esto? -Murmuró mostrándose enfurecido, pero el miedo sobresalía en su tono de voz.
-Hielo, y por ahora... creo que te dejaré vivir. -Desgarradora arrebató sus brazos al ángel, y con ellos en el suelo, tomé su espada. -Creo que me quedaré con esto. Por ahora, darás noticias a tus mayores, o de lo contrario, no volverás vivo. ¿Me he explicado con la suficiente claridad?

El ángel asintió, intentando aguantar el dolor de la pérdida de sus brazos.

-Oh, por cierto... una última cosa...
-¿Qué...? -Preguntó con un hilo de voz.
-Quiero que le des a tu jefe, un pequeño presente de mi parte.
-¿Huh?

Haciendo acopio de todas mis fuerzas, le asesté una potente patada en la entrepierna, tirándolo al suelo de espaldas, separándolo del hielo.

-Y dí que Axel Ray ha vuelto.

Se llevó las manos a la entrepierna y se desvaneció entre plumas azuladas.

Tomé en brazos a Mizuki, la deposité en la cama, Kael ya se había dormido solito en la cama, empijamado y me dormí abrazado a Mizuki, ella pronto estaría bien, y mañana se lo podría contar todo.

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