viernes, 12 de octubre de 2012

Capítulo 17: Resurrección.

Al ver abrirse los ataúdes, me asomé curiosa, pero no me hizo falta mirar mucho. Enseguida se levantaron los cuerpos de mis padres, dejándome atónita. Salieron de sus respectivos contenedores y se giraron hacia Axel.

-Pa... Papá... Mamá... ¿Están a tu servicio, Axel?
Negó con la cabeza.
-Tienen voluntad propia, y creo que debería dejaros a solas...
Asentí ciertamente emocionada.
-De acuerdo... ¿Te llamo cuando acabe?
-No es necesario... -Se encendió un cigarro y desapareció tras un portal.
-¿Es un brujo? -Preguntó mi padre, girándose hacia mí.
Asentí y cerré uno de los ataúdes, sentándome encima.
-Es... mitad demonio, mitad brujo. -Me encogí de hombros y les señalé el asiento improvisado a ambos lados.- Sentáos a mi lado, por favor, mamá, papá.- Mi madre me miró sonriente y tomó asiento a mi derecha, al igual que mi padre a mi izquierda.
-Siento no haber estado a tu lado todo este tiempo, Mizuki...
-Te has convertido en toda una mujer. -Susurró feliz mi madre.
Cogí una mano de cada uno y les miré.
-Han pasado ya veinte años, mamá... ¿Sabéis? Tenéis un nieto. -Apreté la mano de mi padre con fuerza pero con cariño.
-¿Un nieto? -Preguntó Ayelet sorprendida.
-¿Quién es el padre?
-Axel, el mismo brujo que os ha resucitado. -Sonreí feliz.- Tiene ya tres años, y se llama Kael.
-¿Axel? ¿Cuántos brujos demoníacos existen hasta la fecha?
-¿Tanto han cambiado los tiempos en veinte años? -Mi madre sonrió.
-Axel es el único caso que conozco, papá... -Miré a mi madre.- Todo ha cambiado mucho. ¿Dónde creéis que estáis? Estamos en Alemania...
-Yo solo conocí un caso, el de el hijo de Mastema... fiel amigo, no se qué habrá sido de el... fue una situación complicada, Mizuki, no murimos porque el quisiera matarnos.
-Oh, Asmodeus, no aburras a la niña con eso, todo ha cambiado...
-Papá... Axel es Semiazas, el hijo de Mastema. Y, de Mastema... bueno, Axel le mató hace tiempo. Hace cuatro años, ya. -Agaché levemente la cabeza.
-Espero que mi niña esté bien protegida...
-Me abracé a mi madre.
-Tranquila, mamá, estoy bien protegida. Tengo un buen hombre a mi lado, y uno en proceso. -Reí alegremente.
-¿Podría conocerle?
-¿Conocer al chico de Mizuki? Genial, seguro que es muy simpático
Reí y me levanté. Mi madre siempre había visto lo mejor de todo el mundo, y todos les resultaban "simpáticos".
-Claro que podéis. -Me llevé la mano al vientre.- Vendrá en unos segundos, supongo.
En un destello, su figura apareció de las sombras, con las manos un poco manchadas de tinta.
-¿Qué tal el reencuentro familiar?
-Estupendamente. -Le cogí de la mano y le besé la mejilla.- Querían conocerte, cariño.
-Estupendo... -Su mirada se mostraba ciertamente indiferente.
-¿Ocurre algo...? -Torcí el gesto.
-No, nada -Sonrió, tomó la mano de Ayelet y la besó. -Un placer, señora. -Acto seguido, estrechó con fuerza correspondida, la mano de Asmodeus. -Puedo decir lo mismo.
Sonreí a mi madre, echándole una cómplice mirada. En ese momento, supe que ya le había analizado y se había quedado con todo lo bueno.
-Mi padre aún te conocía por Semiazas.
-Con todo mi respeto, caballero, pero aborrezco ese nombre.
-¿Por qué lo aborreces?
Axel apretó la mandíbula y cerró el puño con fuerza.
-¿Qué sentido tiene permanecer con un nombre que no ha sido mencionado, procedente de unos padres a los cuales no conociste, y encargaron tales atrocidades? Sé lo que pasó, Asmodeus, y en esas circunstancias, hubiese escogido no vivir.
-Pero por ese entonces, era tu padre quien escogía. Él quería protegerte... yo hubiese hecho lo mismo por mi hija...
Axel afirmó cortantemente.
-Por eso hubiese escogido morir, solo para que ella hubiese tenido una buena infancia, cubierta por unos padres que la amaban.
-Aún así, consiguió encontrarte a ti.
-¿Encontrarme? ¿Qué clase de padre te abandona a tu suerte, en las puertas de un internado encargado de exterminar demonios y aparece ni más ni menos tras veinte años? Asmodeus, creo que este tema de conversación no es relevante.
Mi padre torció el gesto y le miró.
-Tienes razón.- Se levantó del ataúd y le posó la mano en el hombro, apretándolo levemente. -Bueno, nos ha dicho Mizuki que nos habéis hecho abuelos... -Rió de forma grave.
Axel asintió y creó un portal. -Ahí lo tienes. -Señaló con el dedo.
Mi padre se asomó por el portal justo para ver un niño de pelo caoba y ojos verdes, como los de su madre, correteando por un jardín con otro niño, Shane. -Vaya, es... se parece mucho a ambos... Pero los ojos son de Mizuki.
-Y me alegro que así sea, no quiero que posea los de un sádico como su padre. -Se dió la vuelta y dio un par de pasos. -Id a verle... lo mejor será que me despeje, y elabore bien la situación.
-¿Elaborar la situación? ¿A qué te refieres, Axel?
-Vivimos en un ataque constante de ángeles y demonios, Mizuki, es mejor preveer sus movimientos.
-Ya... -Pasé un pie por el portal.- ¿Te veo en casa?
En ese momento, decidió bromear.
-No, creo que... ''iré a por tabaco''
Le lancé una mirada asesina momentáneamente, bromeando, y entré por el portal, seguida de mis padres. Al llegar, Ángela no pareció inmutarse. Kael corrió hacia mí y me hizo cogerle en brazos. Besé su pelo y le dejé de nuevo en el suelo.

-Eh, campeón. ¿Quieres conocer a los abuelos?

Un rato después, Axel apareció por la puerta de casa, con la chaqueta abrochada hasta el cuello.

-Ya he vuelto familia. -Se encendió un cigarro.
Me levanté de la silla en la que estaba sentada y le di un efímero beso.
-Bienvenido de nuevo a casa, mi amor. -En ese momento, mi padre se levantó.
-Esa herida tiene mala pinta, joven.
-¿Qu-Qué herida dices...?
-Esa. -Señaló su costado. -Aunque lleves la chaqueta, puedo verla. Detecto los flujos de sangre excesivamente concentrados. Es decir, cuando la sangre brota de una herida, se concentra en la zona para salir. Ahí es donde yo entro.

Lanzó una mirada directa a Asmodeus en la que quiso decir: ''La próxima vez, cállate''.

-Solo es un raspón. -Caminó lentamente a su habitación.
-¿Dónde crees que vas, jovencito? Ven aquí, que sea lo que sea, te lo curo. -Me puse delante de él con los brazos en jarras.
Él puso los ojos en blanco, no iba a ceder ante nadie.
-Puedo solo.
-Mira que eres cabezota... -De repente, Kael se tiró del sofá. Mejor dicho, saltó. Corrió hasta nosotros y le puso un dedo a Axel en el costado.
-Espera, papi. -Cerró los ojos con fuerza y se puso rojo como un tomate, parecía que iba a estallar. Un ligero brillo verdoso salió de la punta de su índice, abarcando toda la zona de la herida. -Ya. -Volvió corriendo a ocupar su privilegiado sitio en el sofá. Me quedé mirando a Axel estupefacta.- ¿Estás bien?
Al parecer, su orgullo se veía herido, pero Kael no tenía culpa de nada, de modo que posó una mano en su cabeza.
-Gracias, hijo -Caminó a la habitación y dio un sonoro portazo.

Negué con la cabeza mientras me sentaba junto a Kael y mis padres.

-Maldito orgullo suyo...

De un momento a otro, se escucharon potentes golpes, del saco, el pobre pagaba todo su mal humor.

-Ya está con el saco... -Me toqué la oreja para que mis padres escuchasen atentos.
-¿Quieres que vaya a hablar con él? -Preguntó mi padre.

Un golpe, fuerte, descolgó el
saco, escuchándose un golpe más fuerte en el suelo.

-Vaya por Dios... -Asentí a mi padre.- Sí, ve, a ver si puedes descabezonarle un poco... -Asintió y fue a hablar con Axel. Tal vez se entendiesen mejor por ser hombres.

~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
<b>Axel</b>

Miré a la puerta.
-¿Sucede algo?

El hecho de haber estado en movimiento, golpeando el saco, abrió a un más la herida, esta sangraba, pero eso no me importaba, era completamente consciente de ello, aunque me encontrase sin camiseta.

-Nada malo... Axel, hombre, no seas tan orgulloso. Imagino que no te gusta tener que depender de nadie para nada, pero... tu familia se preocupa.
-No tienen porque, pronto estaré como nuevo, eso deberían saberlo. -Al ver el saco caído, ya me daba igual, golpeé con las manos desnudas, un golpe tras otro a la pared.
-Ya, bueno, pero es normal... -Cerró tras de sí y se sentó.- Yo antes era como tú.
-Con todo mi respeto, Asmodeus, no pretendo ofenderle con mi respuesta, pero esta charla del pequeño saltamontes, no tendrá resultado, tengo mi forma de ser y actuar.
-No es ninguna charla. Antes era exactamente igual que tú. Me sentía libre, era un gran demonio, era poderoso, fuerte, y daba caza a ángeles, sin igual. Pero... un día llegó Ayelet, me aceptó tal y como era. Y, cuando tuvimos a Mizuki, juré que la protegería con mi vida, y así fue... Pero no pude evitar que Ayelet cayera. No cometas mi mismo error...
-Si los errores estan por venir, vendrán, el destino de una persona está marcado desde el momento de su nacimiento, eso deberías saberlo.

Salí de la habitación al jardín, estaba lloviendo, aun sin camiseta, salí a mojarme, seguido de Asmodeus.

-No, Axel. Tú eliges tu destino, sólo tú lo controlas.
-Asmodeus, no va a cambiar nada, y seguir por el mismo camino de conversación, no será desencadenante de nada bueno. -Mis ojos refulgían rojos, a pesar de que no atacaría. -Voy a la cama.
Asmodeus asintió y volvió dentro, reuniéndose de nuevo con Mizuki, Ayelet, y Kael, mientras yo entraba por la ventana de la habitación, estirándome en la cama.

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